Quisquillosos para comer: mi niño es quisquilloso para comer
Muchos niños preescolares son una buena compañía a la hora de comer. Generalmente, consideran que comer es una respuesta natural al hambre, y las comidas son una experiencia social agradable.
Por otra parte, también es común para los niños de tres a cinco años desarrollar (aparentemente de la noche a la mañana) preferencias específicas con respecto a la comida. En algunos casos, sólo comerán alimentos amarillos o alimentos que estén cubiertos con compota de manzana. En otros casos, la gama se reduce a cinco alimentos en total, y uno de ellos son las papas fritas. Eso puede ser frustrante para vos.
Una cosa que un padre tiene que aceptar Reina la inconsistencia, así que no te pongas nerviosa. Tu hijo puede tener menos hambre algunos días porque estuvo menos activo que el día anterior. Puede que haya visto a otro niño comer algo que nunca le hubieras dado para cenar, como una rosca con mermelada. Tomá fuerzas: cuando los niños se muestran obstinados con respecto a la comida a esta edad, es parte del aprendizaje de ser independientes y tener el control.
Control y más control
Los niños muchas veces usan los alimentos para visualizar el control, lo que es natural para un preescolar. Incluso durante estos períodos difíciles, los niños no pasarán hambre y rara vez perderán peso. Sin embargo, si sospechás que sí perdió peso o si observás otros síntomas como fiebre, náuseas o diarrea junto con un repentino cambio de apetito, deberías consultar a tu médico.
Estrategias a la hora de comer que funcionan
Las siguientes son algunas estrategias para ayudarte a vos y a tu hijo a tener comidas más agradables:
Ofrecé a tu hijo alimentos nutritivos y dejalo que decida qué comer y cuánto. Vos sos la proveedora de alimentación, y él quien come. Vos tenés el control de lo que hay en la casa y en la mesa; él tiene el control de lo que mete en su boca.
Tené previsto que imitará a sus pares con respecto a lo que le gusta y no le gusta, y que esto cambiará constantemente.
Son habituales las batallas sobre los alimentos. Realmente se trata del control. Aprendé qué puede controlar y qué no.
El mejor consejo es que los padres y otros cuidadores frecuentes sean buenos modelos a seguir. Finalmente, los niños comerán de la manera que lo hagan sus familias.
Tené comportamientos saludables para comer, incluido servir una variedad de alimentos, probar nuevos alimentos y no comer de más.
Probá comer juntos como familia siempre que sea posible.
Fomentá una atmósfera tranquila a la hora de comer, y tratá de no apurar a tu hijo. Por otra parte, si demora más de 30 minutos para terminar, no tiene hambre realmente, así que dejalo.
Cómo aprender a comer bien de por vida Los hábitos alimenticios básicos que desarrolla tu hijo ahora probablemente permanezcan por el resto de su vida. Las siguientes son pautas generales para ayudarte a que tu hijo coma lo suficiente (pero no demasiado). Recordá que las cantidades y selecciones pueden variar con los días.
1. Ofrecé porciones pequeñas, con segundas porciones sólo si tu hijo te pide.
Algunas porciones aceptables para el tamaño de un niño incluyen las siguientes:
Entre 120 y 170 ml de leche o jugo
1 tostada
1/2 vaso de yogur o requesón
4 cucharadas de verduras
50 g de hamburguesa
1/2 vaso de cereal
2. Limitá los bocadillos entre comidas a tres por día, y hacé hincapié en alimentos con menor contenido en grasa, frutas y verduras frescas en lugar de gaseosas, dulces, pastelería y productos salados o grasosos. Los bocadillos adicionales pueden disminuir el apetito del niño para las comidas. Organizá el horario para los bocadillos y evita el picoteo.
Los refrigerios nutritivos para los preescolares incluyen lo siguiente:
Fruta
Jugos de fruta (limita el jugo a 120 a 170 ml por día)
Palitos de zanahoria, apio o pepino
Palitos de queso
Yogur
Tostadas o galletas con queso
Galletitas de avena
Sándwiches pequeños (es decir 1/8 de un sándwiches regular) o panecillos de salvado
3. Asegurate de que tu hijo tenga hambre o sed realmente cuando pida comida o algo para beber. Quizás sólo quiera un poco de atención, así que probá hablar o jugar primero. Tratá de no usar la comida como chupete.
4. Limitá la ingesta de leche a esta edad a 470 ml por día. La leche es un alimento muy importante, pero en gran cantidad puede reducir el apetito de tu hijo por otros alimentos importantes.
5. Animá a tu hijo a probar alimentos nuevos y ofrecele pequeñas cantidades para probar, no le insistas que coma una porción entera de un alimento desconocido. Llevá siete bocados, en promedio, antes de que un niño acepte un alimento nuevo.
6. Evitá que coma cuando está distraído con la televisión, juegos o cuentos. Estas actividades distraen. Además, la publicidad en la televisión influye en las decisiones que toma tu hijo con respecto a los alimentos. Los niños de esta edad son muy receptivos a cereales azucarados y dulces, en especial, luego de haber visitado otros hogares en que sirven estos alimentos. Menos del 5 por ciento de las publicidades sobre alimentos durante el día son sobre "buenos" alimentos, como frutas y verduras. Cuanto más televisión comercial vean los niños, más probable será que pidan bocadillos menos nutritivos y estarán menos interesados en alternativas saludables.
7. Dejá que tu hijo ayude a elegir y preparar la comida. A los niños les encanta ayudar y sentirse orgullosos de haber contribuido.
8. Fomentá las conversaciones cuando todos están en la mesa. ¡No hay nada como una atmósfera agradable para ayudar a la digestión!
El constante aumento de peso y altura proporcionales son los mejores indicadores de una buena nutrición. Continuá los controles de salud regulares y observá las tablas de crecimiento en el consultorio del médico para tu tranquilidad.
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