Vacunas: cronograma de la inmunización de tu hijo

Uno de los mayores logros de la salud en el siglo XX ha sido la eliminación casi total de las enfermedades infecciosas comunes de la infancia en un 95 a 100%. Sin embargo, estos "virus malos" se encuentran todavía en nuestro medioambiente y nuestros hijos necesitan que sus sistemas inmunológicos estén listos para protegerlos.

A través de las inmunizaciones, tu bebé está protegido de enfermedades graves como la poliomielitis, la tos ferina y todas las demás que aparecen en la tabla de abajo. Los niños pequeños están en el grupo de mayor riesgo, por lo que los bebés necesitan todas las inmunizaciones antes de cumplir los dos años. Como las vacunas siempre se están actualizando y hay marcas de vacunas que pueden ser ligeramente diferentes, tu médico puede tener un cronograma de vacunas distinto para tu bebé. Consultá con tu médico en cada visita para asegurarte de que tu bebé esté al día con las últimas vacunas. Están apareciendo nuevas vacuna, así que no te sorprendas si hay cambios en el cronograma.

Entre las edades de 4 a 6 y 11 a 12, tu hijo tendrá que ponerse “refuerzos”, vacunas adicionales, así como otras inmunizaciones recomendadas para niños mayores y adolescentes, tales como las vacunas contra el HPV y meningitis. Asegurate de mantener el registro de inmunización de tu hijo a lo largo de la infancia y de llevarlo a cada visita médica. Los niños con problemas de salud especiales pueden necesitar vacunas adicionales o tener un cronograma diferente que se adapte a su situación. Los bebés prematuros deben ponerse las vacunas en las edades correctas, que a veces no se ajustan a su prematuridad. En caso de que tu hijo no se haya puesto una vacuna y necesite ponerse al día, hay pautas para actualizar el cronograma de inmunizaciones.

Cronograma de vacunas

La información oficial sobre las vacunas está disponible en la Academia Estadounidense de Pediatría (www.aap.org) y en los otros Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (http://www.cdc.gov/vaccines)

Guía de enfermedades

Aquí te presentamos una lista de las descripciones de las enfermedades que las vacunas previenen en los bebés y niños pequeños.

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DIFTERIA

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(La "D" en la vacuna DTaP) La difteria es una enfermedad respiratoria grave que causa un recubrimiento o película gruesa en la nariz, la garganta y las vías respiratorias, que puede provocar problemas respiratorios, insuficiencia cardíaca, parálisis e incluso la muerte. Hasta un 20 % de las personas que contraen la enfermedad mueren a causa de ella. Los bebés muy pequeños están en el grupo de mayor riesgo, aunque los adultos no protegidos también pueden contraer y transmitir la enfermedad.

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HAEMOPHILUS INFLUENZAE/TIPO B

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(vacuna Hib). La haemophilus influenzae es una infección bacteriana que puede causar neumonía, meningitis, hinchazón grave en la garganta, y otras infecciones graves. No es influenza (también conocida como "gripe"). Es una causa común de la otitis bacteriana, infecciones del oído medio. Antes de la vacuna, la Haemophilus influenzae mataba a miles de niños o los dejaba con una grave discapacidad. Es más común en niños menores de 5 años.

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HEPATITIS A

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(la vacuna contra la hepatitis A). La hepatitis A es una infección viral del hígado que provoca fiebre, cansancio, ictericia y pérdida del apetito. Aunque la mayoría de los niños tienen pocos o ningún síntoma, los adultos infectados pueden estar enfermos durante meses o incluso años. La hepatitis A se transmite con mayor frecuencia de persona a persona a través de la contaminación de las heces y, generalmente, se producen brotes en ciertas comunidades. Los niños muy pequeños en países en desarrollo tienden a contraer esta enfermedad, aunque en los Estados Unidos cada año se reportan más de 25 000 casos. Además de la vacuna contra la hepatitis A, a menudo se administran inyecciones de inmunoglobulina para proporcionar mayor protección a los niños mayores de 2 años que están en riesgo debido a la vulnerabilidad de los hogares o de la comunidad.

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HEPATITIS B

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La hepatitis sérica (HBV) es una enfermedad viral del hígado que puede ser muy grave, incluso puede provocar una insuficiencia hepática o enfermedad hepática crónica. Más de un millón de personas son portadoras de este virus en los Estados Unidos. Se necesitan tres dosis de la vacuna contra la hepatitis B para tener una protección completa. Los adolescentes y los adultos también pueden ponerse esta serie de vacunas para protegerse. Los que han tenido la enfermedad pueden tener una mayor probabilidad de contraer cáncer de hígado más adelante en la vida y, por eso, la protección temprana tiene efectos a largo y corto plazo. La transmisión de madre a hijo puede ocurrir durante el parto, mientras que otros contraen la enfermedad a través del contacto con sangre infectada. Las personas que comparten una casa con alguien que tiene hepatitis B pueden contagiarse y también se puede transmitir a través de relaciones sexuales. Aunque es mejor poner esta serie de vacunas al nacer, los niños, adolescentes o adultos que no la han recibido deben aplicársela lo más pronto posible.

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SARAMPIÓN

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(la primera "M" de la vacuna MMR) El sarampión (también conocido como sarampión "rojo" o "duro") es una enfermedad viral que puede provocar sarpullido, tos y fiebre; que a su vez pueden causar diarrea, infecciones de oído, neumonía, daño cerebral o la muerte. Los niños con mayor riesgo son los que están desnutridos o tienen enfermedades crónicas. Todos los años hay brotes de sarampión en los Estados Unidos y es una enfermedad común en todo el mundo.

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PAPERAS

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(la segunda "M" de la vacuna MMR) Las paperas causan fiebre, dolor de cabeza e inflamación de la glándula parótida en frente de la oreja. En algunos casos, provoca meningitis, una infección del cerebro y la médula espinal, o encefalitis, una inflamación del cerebro. También puede provocar la pérdida de la audición y, en niños y hombres, puede causar la inflamación de los testículos y, posiblemente, infertilidad. Las paperas pueden ser muy graves y muy dolorosas en los adultos, por lo que es mejor inmunizarse a una edad temprana en la vida.

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PERTUSIS

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(la "P" en la vacuna DTaP). La tos ferina, o pertusis, provoca tos y ahogo que dura varias semanas. El ataque de tos es seguido por el "silbido" característico de los niños que tratan de recuperar el aire. Es común que esté seguido de vómitos. La tos ferina puede causar neumonía, convulsiones, daño cerebral o la muerte. Los niños muy pequeños que no están inmunizados tienen mayor riesgo y, a menudo, tienen que ser hospitalizados si se enferman. Los adultos que contraen la tos ferina pueden llegar a estar muy enfermos, pero generalmente se recuperan en algunas semanas o meses. Lamentablemente, le pueden transmitir la enfermedad a bebés y niños pequeños.

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ENFERMEDADES NEUMOCÓCICAS

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La bacteria del neumococo puede causar neumonía y meningitis y es la causa bacteriana más común de las infecciones de oído. Hay varios subtipos de neumococo y las vacunas protegen contra algunos de ellos, pero no todos. Los bebés pequeños están en mayor riesgo de contraer estas infecciones. Los niños mayores de 7 meses y menores de 5 años que no recibieron la vacuna cuando eran bebés se benefician de la aplicación de una o más de estas vacunas.

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POLIOMIELITIS

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(IPV, la vacuna inyectable contra la poliomielitis, que se administra en forma de inyección, o en algunos casos, la OPV, la vacuna oral contra la poliomielitis, que se administra por la boca). La poliomielitis es un virus común que causa fiebre, dolor de garganta, náuseas, dolores de cabeza, diarrea, dolores de estómago y rigidez, además de debilidad en el cuello, la espalda y las piernas. Es considerada una enfermedad antigua que causaba parálisis. Sin embargo, solo es antigua porque muchos de nosotros recibimos la vacuna. Actualmente se prefiere la forma inyectable, ya que la vacuna oral, que nunca ha causado ningún caso de poliomielitis, permite que el virus alterado ingrese al entorno a través de las evacuaciones intestinales. Sin embargo, aquellos que van a un país extranjero donde la poliomielitis es común, o hay una epidemia, la forma oral ofrece la mejor protección, ya que el virus entra en el cuerpo a través del tracto gastrointestinal.

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GASTROENTERITIS POR ROTAVIRUS

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La gastroenteritis por rotavirus es una infección viral intestinal que se produce principalmente en bebés y niños. Se presenta con mayor frecuencia en el invierno y a principios de la primavera y, por lo general, comienza con una gran cantidad de vómitos y luego una diarrea acuosa que puede durar de cinco a siete días. La complicación grave más común de esta enfermedad es la deshidratación, que puede ser tan fuerte que puede requerir hospitalización y causar la muerte en niños desnutridos. Los bebés y niños con esta enfermedad deben ser cuidadosamente controlados para detectar signos de deshidratación, como la disminución de la orina, la boca seca, la disminución de lágrimas y el letargo. Los niños que han recibido la vacuna contra el rotavirus no suelen contraer esta enfermedad o tienen un forma más leve de la enfermedad que no provoca una deshidratación grave.

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RUBEOLA

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(la "R" de la vacuna MMR) La rubéola, también conocida como "sarampión alemán", es una enfermedad viral leve que provoca un sarpullido en la cara y el cuello, fiebre leve y la inflamación de las glándulas. Puede causar artritis, especialmente en mujeres y niñas. Si las mujeres embarazadas se infectan, sus bebés pueden tener defectos de nacimiento o morir. La inmunización en la infancia protege a la próxima generación, así como a las mujeres embarazadas en el entorno

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TÉTANOS

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(la "T" en la vacuna DTaP) El tétanos causa endurecimiento muscular grave y doloroso, y a menudo es mortal. A veces se llama "trismo" porque hace que se traben los músculos de la "mandíbula", lo que hace que comer se torne difícil o imposible. La insuficiencia respiratoria provoca la muerte. Las bacterias viven en la suciedad y proliferan cuando entran en cortes profundos o heridas punzantes.

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VARICELA ZOSTER

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(la vacuna VZV). Comúnmente llamada varicela (o zóster), es una infección altamente contagiosa con un sarpullido con ampollas en el cuero cabelludo y el cuerpo que se desarrollan en el transcurso de tres a cuatro días, así como con síntomas respiratorios. En la mayoría de los casos, no es grave ni perjudicial para los niños sanos, pero puede ser muy grave para los bebés, los niños mayores y los adultos que no han tenido la enfermedad (ni tienen puesta la vacuna), las personas con deficiencias inmunológicas y algunos niños que tienen eccema o están tomando ciertos medicamentos (por ejemplo, salicilatos). Cada año casi 10 000 personas son hospitalizadas por la varicela y, aproximadamente, mueren 100. La enfermedad dura de 7 a 21 días y su largo período de incubación significa que los niños portadores de la enfermedad se la transmitirán a cientos de personas antes de que se sepa que están enfermos. Los niños deben permanecer fuera de la guardería o la escuela hasta que ya no sea contagioso. La neumonía, una infección grave de la piel, el daño cerebral y otros problemas pueden complicar la enfermedad. Las mujeres sin inmunización pueden dar a luz a bebés dentro de un grupo de alto riesgo si se los expone a la varicela durante la infancia. La mayoría de las personas que reciben la vacuna estarán protegidas, pero algunas personas inmunizadas que reciban la vacuna pueden contraer la enfermedad de forma leve.

Mitos de la inmunización

"Estas enfermedades ya no existen más, entonces ¿qué sentido tiene?".

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Incorrecto:

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Todas las bacterias y los virus contra los que nos inmunizamos todavía están en el ambiente en los Estados Unidos y en el extranjero. Cada año hay brotes y muertes entre niños no inmunizados.

"Mi bebé es pequeño (o nació prematuramente). Es demasiado pequeño para recibir las vacunas".

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Incorrecto:

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Los bebés pequeños son frágiles y están en mayor riesgo de contraer enfermedades si no se los inmuniza. Necesitan sus vacunas a tiempo, no según su prematuridad.

"Estoy amamantando, así que mi bebé ya está protegido".

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Sí y no:

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La leche materna contiene potentes proteínas y células que combaten la infección. Sin embargo, el nivel de protección específica no es lo suficientemente alto como para mantener a tu bebé completamente seguro. Necesita generar anticuerpos específicos para aquellas enfermedades que tendrá que enfrentar.

"Las vacunas no funcionan de todos modos; aun así, puedes contraer enfermedades".

No y sí:

Las vacunas funcionan muy bien: en el 90 al 99 % de las veces. Hay una pequeña posibilidad de que tu bebé sea uno de los pocos que no están protegidos, pero es mínima, especialmente si tiene toda la serie de las vacunas. En el caso de quienes contraen una enfermedad después de haber sido inmunizados, la enfermedad suele ser leve.

"Las vacunas provocan autismo. Lo escuché en la televisión".

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Incorrecto:

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La aparición del autismo y algunas vacunas ocurren al mismo tiempo. Pero después de varios años de investigación, no hay evidencia científica de que las inmunizaciones provoquen esta condición. El autismo es causado por irregularidades en el desarrollo del cerebro muy temprano (antes de nacer).

¿Cuál es la desventaja?

Las inmunizaciones son uno de los grandes triunfos de la medicina moderna. Aunque hay riesgos de efectos secundarios, son muy bajos. La incidencia de problemas es muy poco frecuente y todos ellos son mucho menos graves que los riesgos asociados con las enfermedades. Muchos de los padres de hoy crecieron sin ver las enfermedades contra las que inmunizamos a los niños, por lo que a veces les resulta difícil entender por qué lo hacemos, sobre todo si sus hijos presentan fiebre o les duele una pierna. Cualquier persona que haya visto a niños en los Estados Unidos con respiradores por la tos ferina, bebés amordazados con difteria y niños discapacitados por la meningitis bacterial sabe claramente que las inmunizaciones son importantes. Pero debés estar informada de los riesgos de todos los procedimientos médicos. Aquí te presentamos algunos riesgos de las inmunizaciones para que los analices.

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Posibles reacciones leves que pueden ser provocadas por las inmunizaciones

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Fiebre

La fiebre es una reacción común de muchas vacunas, es una señal de que el cuerpo está respondiendo al objetivo de la inyección, de adquirir la inmunidad. En general, la fiebre aumenta con cada dosis subsiguiente de una vacuna en particular. Cuando aparece fiebre después de una vacuna, debes tener tu termómetro y la dosis correcta de acetaminofén a mano. Llamá a tu médico si la fiebre sube o dura más de un día o dos.

Enrojecimiento local, bultos

El lugar donde tu hijo recibe la vacuna estará un poco sensible y puede desarrollarse un pequeño bulto. Esta es otra señal de que la vacuna está funcionando para provocar una respuesta en el cuerpo. El acetaminofén o ibuprofeno y un paño caliente sobre el lugar calmará cualquier incomodidad. Llamá a tu médico si el área roja es más grande que una moneda de diez centavos estadounidenses, produce pus o sigue roja después de dos o tres días. A veces una pequeña área donde se dañó la grasa en el lugar de la inyección puede dejar un pequeño bulto duro que dura un mes o dos, pero desaparece. Sin embargo, tampoco debe ser de rojo o blando.

Un sarpullido

A veces la vacuna recrea una especie de enfermedad del tipo contra la que nos estamos inmunizando. Los síntomas, que se pueden presentar hasta dos semanas después de la vacuna, son muy leves y generalmente causan poca preocupación.

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Excepcional Posibles reacciones significativas a las inmunizaciones

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Una reacción alérgica

Esto es de carácter excepcional pero muy grave. A veces los niños son alérgicos a los componentes utilizados en la vacuna y desarrollan una reacción alérgica. Por ejemplo, los niños con alergia al huevo tendrán problemas con las vacunas a base de virus originalmente cultivados en huevos. Los síntomas de esta reacción alérgica pueden incluir una mancha, sarpullido rojo (urticaria), dificultad para respirar, sibilancias, palidez, mareos o pulso acelerado. Estos síntomas se desarrollan dentro de unos minutos a horas después de la vacuna. Por esa razón, la mayoría de los centros de salud te hacen esperar un poco después de aplicar la vacuna antes de despacharlos. Debés regresar inmediatamente si se presentan algunos de estos síntomas después de dejar el lugar. Si tu familia tiende a tener alergias o si alguien en la familia ha tenido una reacción a las vacunas, asegurate de decírselo a tu médico antes de que coloque la vacuna.

Nota final

Por último, revisá tu propio estado de inmunización. Han aparecido muchas vacunas nuevas desde que eras una niña y no querés enfermarte vos ni transmitir estas enfermedades a tu(s) hijo(s).

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